¿Estamos desarrollando una verdadera política turística?

vista-alto.jpgMe puse aventurero. También tenemos derecho los perritos de salir a pasear y conocer el mundo. A veces es tan estrecho para muchos de nosotros, un simple patio, y qué digo patio, muchos viven en la estrechez de un departamento. Pues bien, me colé en un camión cargado de maderas que iba para el sur y que resultó detenido finalmente en Pucón. Me bajé con cuidado, nadie reparó en mí. Bueno, la verdad es que nadie se fija en este país en un perrito callejero. Hay tantos. Y Pucón no es la excepción. Los hay por bandadas.

Justamente me encontré con un grupito muy simpático que iba liderado por una perica muy olorosita…todos la seguían.

         ¡Hola amigo! ¿Eres nuevo en el pueblo?

         Soy Quiltedy, vengo a pasear desde Temuco.

         ¡Vaya que andas lejos de casa, compadre! Aventurero el hombre…Soy Pinganilla, acompáñanos. Vamos a una excursión al volcán.

         No me digan que también saben esquiar. ¿O están siguiendo un curso para socorristas? Algunos de tus camaradas tienen cara de ser buenos para el ron…mira a ese de nariz colorada, no parece que de frío.

         Tienes razón – me dijo mientras caminábamos detrás de la manada – es el Cureque, qué buen fisonomista eres.

         Es que allá en Temuco abundan de este tipo…ya los conozco.

Echamos la gota gorda subiendo por el camino al volcán. A poco andar se acabó el pavimento y comenzaron los fosos llenos de agua, barro y restos de nieve. Vimos un par de vehículos empantanados y a los conductores mandando saludos a la parentela de alguien…Sólo los poderosos 4 x 4 parecían algo más seguros en su trayecto hacia lo alto. 

         Mira a esos dos, parece que lo de los perritos socorristas no parece tan disparatado…nos haríamos el pino aquí.

         ¡Qué raro, habría jurado que en este lugar había un centro invernal de fama internacional! Y por lo que veo apenas se puede llegar hasta arriba.

         ¡No! No te equivocas, el centro deportivo de montaña está allá arriba, de veras. Claro que este año es para pocos, sólo para los que logran llegar enteros. Y bien movilizados. Es difícil de creer que esta ciudad dependa en gran medida de los turistas de invierno. En vez de facilidades para ellos, se le ponen cada día más dificultades.

         ¿Pero no habían dicho que el turismo iba a ser una prioridad económica? La industria sin chimeneas. Y vaya si tenemos buenos lugares para eso en la Araucanía. Tres montañas con nieve y canchas de ski con araucarias, parques nacionales de los más bellos del país, termas por doquier y con aguas medicinales además. Pero con una infraestructura horrible, hay que reconocerlo.

         Mira para el otro lado no más. Los che se preocupan de eso. Tienen recursos semejantes a nosotros, pero en un tono bastante menor. Lo compensan con una infraestructura fenomenal que envidiamos. Eso les permite vender la pomada muy bien y la gente llega desde Europa directo donde ellos, a pesar que unos pocos kilómetros más acá hay mejores maravillas…pero inaccesibles.

         Claro, si tienen un aeropuerto internacional ahí en San Martín, que es poco más que Pucón. Y con menos posibilidades, porque ni playas tienen – intervino la Pelusa, que se había acercado a nosotros que veníamos algo rezagados. Sus admiradores se habían apunado por ir tan rápido subiendo.

         Eso es fundamental – acoté – y nosotros estamos perdiendo irresponsablemente el tiempo dándonos vuelta con el aeropuerto principal de la Región, no ya de la zona lacustre, sino que de la propia conectividad con el resto del país ¿Sabían ustedes que en dos años va a cambiar la aeronavegación y los futuros aviones no van a poder aterrizar en un aeropuerto como Maquehue? ¿Y si no tenemos otro nos vamos a quedar aislados por avión? Tendríamos que ir a Valdivia o Concepción, ¡qué vergüenza! O hacer puente aéreo con naves pequeñas, más caro, menos eficiente, y ni hablar de pensar en conectarse con el extranjero…como los vecinos.

         ¡Ah! Si el subdesarrollo no es económico, sino mental – agregó Socrático, un perrazo grande y peludo que ya se había desapunado y acercado a nuestro pequeño grupo.

         ¿Saben qué más, cabritos? Vamos a almorzar mejor abajo que me está dando la depre con esta conversa y yo la combato comiendo…como muchos humanos – dijo Pingadilla.

Y nos fuimos desandando el camino, claro que ahora más aliviaditos de bajada. Iba pensando en el trayecto cuánta razón tenían los empresarios de Pucón al reclamar que no se haga inversión oficial en infraestructura vial. Ellos tratan de poner lo mejor en hotelería y alimentación, pero se necesita el respaldo de las políticas de Estado al respecto. El turismo, como ente económico y de desarrollo, no es una decisión de los empresarios, sino del propio país. Creo yo.

La vista del lago brillando allá abajo era sobrecogedora. Valía la pena pegarse un piquecito a Pucón, aunque no sepa cómo voy a volver a Temuco.

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